El duelo como disposición cinematográfica arquetípica: plano, contraplano, tiempo
prolongado, enfrentamiento, violencia, hombres. En Pistoleras todo es diferente. Símbolos
colocados con precisión -una partitura que suena a spaghetti western, un vestuario de
vaqueros y sombrero de vaquero- evocan toda una tradición cinematográfica utilizando
medios mínimos, sólo para tirarlo todo por la borda inmediatamente. La actitud (no) es
americana. La vaquera está de pie, con las piernas separadas, pero el rápido gesto de
agarrarse la cadera -donde suele colgar un Colt- revela piel desnuda y carne suave. Las
aberturas ovaladas a ambos lados de los vaqueros permiten una visión desarmantemente
íntima del cuerpo femenino que ninguna mirada masculina habría podido captar jamás.
Mientras que un western suele deleitarse con coreografías de muerte más o menos
barrocas al final de cada duelo, Pistoleras se convierte en un sofisticado y travieso juego de
espejos.