La película, creada a partir de material de archivo del Estudio de Cine Educativo de Lodz,
cuenta la historia de una familia matriarcal a través de los ojos de un niño que se enfrenta a
la reproducción de sistemas ideológicos y representacionales. Creadas originalmente como
herramientas didácticas y propagandísticas en la Polonia comunista, las imágenes se
reutilizan como lugar de recuerdos autoficcionales, con su registro científico desplazado
hacia un tratamiento de las propias imágenes como especímenes. La clásica figura de la
bruja eslava, Baba Jaga, se reimagina como una «diosa prehistórica de los tiempos del
matriarcado». Esta transformación incita a diversas reflexiones sobre el parentesco y la
identidad, a medida que la niña navega por los roles binarios de género. Las mujeres de la
familia encuentran su hogar en el archivo y participan en un proceso de creación de sí
mismas y del mundo, transformando las imágenes, a menudo sexistas y antropocéntricas,
en herramientas de libertad y resistencia.