El desorden, la improvisación, lo inesperado, vuelven a imponerse en esta película, a pesar de estar producida por I.N.A. El rodaje, en la costa brava de Gerona, en un mes de Agosto, en las ruinas de Ampurias, impedía cualquier clasicismo. El equipo de I.N.A. y el equipo del co-productor español, eran como dos mundos diferentes, antagónicos, entre los cuales yo me movía, con una cámara, como un sonámbulo, sin saber lo que estaba filmando, en las ruinas griegas en las que me encontraba inmerso. La idea era filmar una película sobre hombres rana. Sólo hubo un uniforme de hombre rana disponible, que resultaba demasiado pequeño para los actores. La historia oscilaba entre un uniforme de hombre rana, un disfraz de gorila, que aparece de pronto, entre las columnas griegas, tres ranas de oro, encerradas en una vitrina, y un diálogo en una piscina. Después del rodaje me dí cuenta de diferentes posibilidades de montaje. Hice varios montajes diferentes, a lo largo del tiempo. Ninguno me convence. Finalmente, la versión que se presenta en este festival, después de treinta años, me parece la más interesante.