Sobre una mesa se despliega un mapa, un mundo. Hacemos un recorrido audiovisual por Bruselas que, al mismo tiempo, constituye un mensaje cinematográfico para Chantal Akerman. La luz gris de la mañana revela coches aparcados en calles tranquilas, una piscina sin visitantes, un andén de metro vacío. Nos llevan a lugares donde la gente pasa un día gris: un gimnasio, un museo, una oficina de objetos perdidos, una biblioteca, un cine. Como Akerman a menudo aparecía ante la cámara en sus propias películas, vemos a Giolo descansando en una habitación de hotel: la ventana abierta deja entrar sutilmente la ciudad dormida. Stone, Hat, Ribbon y Rose celebran el paso del tiempo en la quietud y el movimiento. Entre los sonidos y las imágenes de la ciudad, se muestran escenas silenciosas y surrealistas con objetos en un estudio azul cielo: un flotador inflable, un coche de juguete rojo, una naturaleza muerta, un jarrón, una pantalla de cine enrollada. La imagen de un pasillo de metro recuerda de repente a una pantalla de cine vacía, una ventana abierta y el marco de un cuadro. Las imágenes alternadas y asociativas funcionan como comentarios absurdos, críticos y poéticos sobre la vida cotidiana.
Texto de Natalie Gielen